lunes, 19 de abril de 2010

de maravillas

Mi profesora particular de ruso de vez en cuando me pone propone algún tema sobre el que escribir una pequeña redacción y practicar así la expresión escrita. Esta última semana el tema era tan sugestivo como "Чудо света" (La maravilla del mundo).

En un primer momento pensé en describir alguno de los fenómenos que unánimamente se consideran "maravilla" del mundo (es probable que esa fuera la intención de mi profesora); pero amparándome en la definición que del término hace el DRAE:

"Maravilla: suceso o cosa extraoridinarios que causan admiración."

Decidí llevar mi redacción por otros derroteros. Es probable que no sea lo que mi profesora esperaba de mi trabajo, pero yo encontré la motivación en este punto y, por todos es sabido, que sin motivación incluso la tarea más vanal puede resultar insportable y extremadamente tediosa. Así que me he limitado a responderme a la pregunta "¿qué me causa admiración en este mundo?

Lo que más admiración me produce en esta vida es la capacidad de sentir de las personas. La capacidad de preocuparse por el otro, de cuidar del otro, de querer al otro, de compadecerse del otro, de apoyarle y ser su soporte. Eso me parece sorprendente. Nadie nos enseña a hacerlo y, sin embargo, todos somos capaces de hacerlo. Simplemente es necesaria una cosa: que ese "otro" despierte en ti algún tipo de sentimiento. Y este fenómeno no conoce límites temporales ni espaciales (las pirámides o las carataras tienen más probabilidades de pasar de moda que no la preocupación de una madre por sus hijos, por ejemplo).

Imaginemos una señora de unos sesenta años. Vuida desde hace ya algunos años y acostumbrada a vivir sola. Se ha adaptado a su vida en solitario y podríamos decir que disfruta de ella: sale y entra cuando quiere, va y viene sin tener que rendir cuentas a nadie y, además, tiene la suerte de que puede visitar a sus hijos y sus nietos siempre que quiera; sentir que no está sola, que alguien se preocupa por ella; pasar una buena tarde en familia con la certeza de que en su casa le espera la calma y la tranquilidad que tanto agradece y que, por qué no, se ha ganado a pulso. Pues una mujer de su edad en un país como España no lo ha tenido especialmente fácil en la vida.

Pues bien, esta abuelita de repente se redescubre atractiva, capaz de atraer la atención de los hombres, especialmente la de un vecino que hace algún tiempo la corteja a la manera que ya no se estila. El señor, un hombre elegante, educado y prudente le propone irse a vivir juntos, ciudarse mutuamente y disfrutar que, al fin de cuentas de eso se trata, hasta que el tiempo diga.

Al margen de la respuesta que la abuelita tenga pensada, si acepta o no la propuesta (vamos, si le da calabazas al pobre hombre o no), obviando esa parte, yo me quedo con el sentimiento de la abuelita. Rejuvenecer de repente, volver a sentir emociones y sensaciones ya olvidadas, verse en el espejo de un modo que hacía años no hacía...

¿Alguien puede decir que no es una maravilla del mundo volver a sentirse como un adolescente con sesenta y pico años?

Saludos.

domingo, 4 de abril de 2010

de Pascua y pasteles

No sé cómo me he visto de repente eligiendo un pastelito de Pascua en el supermercado. No recuerdo haber decorado huevos de Pascua en mi vida, ni siquiera de pequeño en el colegio, pero como seres sociales que somos, es casi imposible nadar contracorriente. Así que ya me he hecho con un кулич (kulich) de Pascua decorado con estrellitas de colores que parece más bien un pastelito de Salior moon. No sé si, habiendo apostatado, puedo incurrir en algún pecado mortal al comerme el pastel; tipo la manzana del paraíso o algo así...
Decía alguien que la inspiración te pille trabajando. Siempre he creído en esta premisa a pies juntillas, por eso mismo llevo dos o tres semanas desquiciado con el tema de la memoria del máster. Llevo tres semanas dándole vueltas al tema, trabajando cada día poco a poco (no sólo redactando, también pensando en cómo organizar la información, dónde cortar, qué añadir, etc.) y me da la sensación de que no avanzo como me gustaría. A todo esto hay que añadir la preparación de las clases que todavía me llevan horas de preparación. Eso sí, no todo va a ser negativo. Gracias a las clases de literatura, de vez en cuando te encuentras con textos curiosos que por algún motivo especial te arrancan una sonrisa de complicidad.
Esto justamente es lo que me ocurrió la semana pasada con un texto de Lilian Elphick, una escritora chilena famosa por sus microrrelatos. Pues bien, entre todas estas micropiezas literarias, un grupo de ellas consisten en una reformulación de mitos clásicos griegos. Para que sirva como ejemplo:
"Apolo escupirá en mi boca. Troya será destruída. Áyax me violará. Nadie creerá en mí. Una mujer de nombre Christa, siglos después de mi muerte, escribirá: "¿Por qué quise, por encima de todo, el don de profecía? Hablar con mi propia voz...pero, ¿a quién? Ahora, cuando ya no tengo ojos, sé que la vida es la única inocente"
En esta revisión del mito de Casandra Elphick manipula la historia griega para hacer una crítica a la sociedad en la que vive (vivimos) que desaprueba y condena a las mujeres que deciden alzarse con su propia voz.
La semana pasada este texto creó un debate interesantísimo en clase de literatura. Me sorprendió gratamente ver que había dado en el clavo, aunque sólo fuera por causalidad. Las horas que me pase recolectando estos microcuentos valieron la pena. Fue una sensación agradable.
Por hoy sólo me queda desear un feliz domingo de Pascua a todo el mundo y felicitar a todos los vascos y vascas, que me acabo de enterar de que hoy es el día de la patria vasca. Pues eso, Zorionak (creo que se dice así)