En plena fase de procesamiento de toda la bibliografía relacionada con la memoria de máster, he encontrado un artículo realmente jugoso que me ha hecho ver mi proceso de adaptación desde otro punto de vista.
La idea de Schumann gira en torno a la "distancia social". Un término que vendría a desginar una situación en la que un individuo, miembro de un grupo social, entra en contacto con otro grupo social distinto (lo llamaremos Grupo cero) cuyos miembros hablan una lengua diferente. Dentro de esta situación y, en función de la relación que el individuo mantenga con la nueva comunidad, pueden darse tres procesos diferentes:
- asimilación: el individuo (o grupo minoritario) abandona su propio modo de vida y sus valores y adopta los del grupo cero (Go).
- aculturación: cuando éste adopta el estilo de vida y los valores del G0, pero manteniendo sus propios modelos culturales en las relaciones intragrupales (esto es, con miembros de su mismo grupo).
- preservación: cuando éste rechaza el estilo de vida y los valores del G0 e intenta mantener tanto como le es posible su cultura.
Bien, vista la teoría vamos a práctica de la misma. Yo me imagino estos tres procesos como partes de un mismo continuum. Algo así como una gradación, un "termómetro" que mide el grado de asimilación que puedes llegar a adquirir. Al aplicar este modela a mi caso particular, personalmente me veía más cerca de la fase aculturación tirando a preservación. No rechazo de pleno la cultura de acogida, de hecho me esfuerzo explícitamente por aprender a la perfección su lengua, pero al mismo tiempo: ceno a las 10 o las 11 de la noche, no sé (ni me apetece aprender) caminar por la nieve, no me he adaptado, para nada, a su gastronomía, etc.
Todos estos comportamientos son conscientes, es decir, yo sé y me hago responable de todos ellos. Si no como pelmenis todo el día es porque yo lo decido. Pero lo que no me había planteado es "¿Puede ser que hayan procesos de asimilación inconscientes que me están pasando desapercibidos?" o, lo que es lo mismo "¿me estoy volviendo más ruso de lo que yo pienso?".
La respuesta, después de meditar largo y tendido es que, efectivamente, me estoy rusificando subrepticiamente (me encanta este adverbio) y, a modo de ilustración, aquí tenéis un ejemplo:
El otro día pregunté en la cátedra si sería posible apuntarse a la piscina de la facultad para hacer algo de departe y, de paso, relajarme y desconectar un ratito. Mi jefa, con todo su empuje y su arte cubano adquirido me llevó ante el gran jefe de románicas para preguntarle sobre el asunto. Total, que ahí estaba yo delante del superjefe, con el que jamás he cruzado más palabras que "buenos días", preguntándole acerca de la piscina universitaria. El hombre me mira con condescendencia y me dice "yo de ti, no lo haría". Claro, después de algo así, la pregunta de rigor es ¿y por qué?... He aquí la respuesta: Hay riesgo de contraer enfermedades de tipo bacteriológico (menos mal que estos términos son comunes en la mayoría de lenguas) y, además, hasta hace poco flotaban condones por la piscina".
Ahora la pienso y me parece escandaloso, pero en aquel momento no me pareció tan exagerado. Con esto no quiero decir que entre los rusos sea costumbre nadar entre profilácticos, simplemente pongo de relieve que mi capacidad de asombro ha menguado considerablemente. "¿Que hay condones en el agua? Bueno, no es para tanto..." esta idea, el primer mes de mi llegada a Piter, hubiera sido impensable.
En fin, que me alegro de haber hecho este pequeño descubrimiento de mí mismo, porque esto demuestra que aunque a veces nos dé la sensación de que estamos estancandos, es muy probableme que, insconcientemente, estemos creciendo como personas y estemos aprendiendo; y es este tipo de aprendizaje el que no se olvida nunca, porque no ha pasado por una instrucción formal y lo hemos adquirido directamente dentro de nosotros.
Toma relfexión. Con esto y un bizcocho... bueno, con esto y un blini... ¡Otra vez!
Hasta pronto.
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A ver, una cosa es que te rusifiques, y otra que nades entre condones. Di no a la natación profiláctica! Me voy a comer, que estoy que me comería mil blinis (a saber lo que es...). Un besito, enano!
ResponderEliminarBelén
Pues el que limpia no veas, que una cosa es mirar cuanto cloro tiene la piscina y otra contar y sacar los profilácticos con sus líquidos pertinentes.
ResponderEliminarQue pasa con los Rusos que por ser originales quieren ser mas limpios y lo hacen en la piscina.
Un abrazo sobrinete.
Vicente.
Por cierto En Rusia son Durex,control, o como coño los llaman