Hola de nuevo, después de tantos días sin escribir tengo un cúmulo de experiencias en la mochila que, como no la descargue, no voy a poder con ella.
La verdad es que estos días se me han pasado como un rayo, casi sin darme cuenta se me ha consumido la semana pasada y ¡ya estamos a martes!. Ayer fue un día bastante accidentado. Me levanté por la mañana a las 6 y media, como cada lunes. Después de vestirme (esto quiere decir camiseta, jersey, chaqueta, forro polar y chaqueta externa más: gorro, bufanda, guantes), salgo de casa y llovía. Abro el paraguas aún sabiendo que va a servir de bien poco pero bueno, me pongo a caminar por la carretera al encuentro de la marshrutka; tras 15 minutos de caminata me doy cuenta de que me he dejado el pendrive en casa: ¡Toma!. Date la vuelta, corriendo a casa a por la memoria, el paraguas que no deja de girarse, el portátil encima que pesa como un muerto y yo, evidentemente acordándome de el Todopoderoso y parte de su familia. Total, vuelvo a casa, recojo la memoria y, de paso, decido pillar algo para desayunar antes de la primera clase en la universidad. Voy a la cocina y cojo una слойка (una sloika es, como bien marca su etimología, una especia de pasta de hojaldre- sloj en ruso: "capa"). Evidentemente, como siempre salgo con tiempo de casa, el miedo no era llegar tarde sino que no me diera tiempo de desayunar.
Llegué a la universidad 20 min antes de la primera clase, así que pensé "menos mal, tengo tiempo de tomarme un café con leche tranquilo!" Nada más lejos de la realidad. Me acerco a la máquina del café, meto los 30 rublos y la maquina no hace nada...Nada de nada...Bueno sí que hace algo: robarme 30 rublos. Total, que me veo comiendome la sloika a palo seco; aún así pienso: bueno, una pasta de hojaldre no pasa nada, es ligerita..... JA!
Advertencia: una sloika es, por buscar un equivalente español a esta realia, un panellet gigante de piñones. Me explico: las supuestas capas no están separadas; o sea, es un "todo", una amalgama de pan con nosesabemuybienqué, todo compacto. Total que ahí estoy, en el pasillo de la cátedra, leyendo e intentando no ahogarme con un bocado de esta pasta infernal. Mis esfuerzos por salivar me impedían concentrarme en la lectura pero claro, tenía que disimular que estaba haciendo algo, para disfrazar el auténtico esfuerzo que me estaba suponiendo aquel desayuno.
A todo esto yo ya sabía que el día no podía mejorar mucho. Ayer tenía que presentar todos los papeles para poder tramitar el visado multientrada y, por fin, poder salir del país sin problemas para volver a entrar. Después de comer me acerqué a la oficiona de asuntos extranjeros, con una cola de unas 40 personas, la mayoría estudiantes chinos que vamos, yo si fuera chino al igual venía a este país. La verdad es que los tratan super mal, yo no tendría paciencia para aguantarlo.
Como poco a poco me voy curtiendo, a marchas forzadas, me dije "al igual me quedo yo aquí a hacer cola". Total que me planto delante de la puerta de la oficina y, aprovechando un momento de despieste entre la entrada y la salida del siguiente en la lista, me cuelo en el despacho (literalmente entre de costado, en un abrir y cerrar de ojos, rollo Tom Cruise en Misión Imposible). Las mujeres de la oficina se me quedan mirando y yo empiezo mi teatrillo: "¿pero esto qué es? hagan el favor, soy un profesor español, trabajo en la cátedra de románicas y me parece vergonzoso el trato que se ofrece en esta oficina. Sean tan amables de atenderme porque tengo que entregar urgentemente estos papeles y, además, llego tarde a clase -falso-". Increíble, pero como la seda: "ay sí¡, perdón. Los profesores no tienen que hacer cola. Disculpe..."
Bueno, no me lo podía creer. Pensaba "esta gente me enviará al pasillo de cabeza" pero no, me atendieron y conseguí, de momento (porque aquí todo es "de momento", todo parece que sí hasta que es que no) entregarlo todo y comenzar el trámite.
En resumen, que llegué a casa a las 6 y media de la tarde y todavía me esperaba mi nueva asignatura del máster para empezar a entrar en materia y calentar motores. Realmente el día fue fructífero; aunque no voy a negar que me alegré de que se acabara.
Esta mañana estoy acabando de rematar las clases del viernes y espero poder avanzar con el máster un poquito más. El viernes que viene hay un cocierto organizado por el consulado de un guitarrista español y una cantante islandesa. Seguramente iré, me llama la atención esa combinación además, si el fin de semana pasado estuvo aquí la Pantoja, quizá esté por aquí Björk y yo sin saberlo, ¿por qué no?
Os dejo por hoy, con un día de lo más húmedo que he visto hasta el momento. Me voy a buscar lo colada a casa de mi amiga...otra historia que a ver cómo acaba, pero esto es para otro día.
Saludos a todos, especialmente a mi prima que me llamó y me hizo muchísima ilusión y a mi tía que me escribió para decirme que por qué narices no actualizaba.
Hasta pronto.
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Bueno, supongo que no hace falta decirte que si es Bjork la que va a amenizar tu velada del viernes que viene me avises, y me presento allí con un puente aéreo Barcelona-Peter.
ResponderEliminarOk?
Besotes.
Hola Ivan, perdón por no haberte escrito aún pero es que últimamente no paro. ¡Me alegra ver que estás bien!
ResponderEliminarTe seguiré leyendo. ¡Un beso!
Otra Esther (la de Fátima)
Biiiiiork!
ResponderEliminarOye, dime qué tengo que hacer para llamarte, que me haría gracia hablar contigo un ratejo!!! Pues eso, que me mandes un mail con las instrucciones y lo seguiré a rajatabla, y un día de estos te llamo y te hago reir un poco. Un besín, enano!!
BELÉN :)