jueves, 12 de noviembre de 2009

de amapolas y felicidad

Sin previo aviso ha llegado la nieve a este rincón del mundo, y con ella una serie de minidesgracias que, como ya es sabido, nunca vienen solas. Entre asuntos coplicados de compañeras de trabajo y algún que otro encontronazo con la burocracia de este país, he encontrado en estos últimos días momentos de felicidad que, al fin y al cabo, es donde supuestamente reside la acuténtica felicidad.

Pensando en todo esto me he propuesto intentar disfrutar cada día de cualquier pequeñez por rídicula que parezca. Así que aquí va mi lista de "cosas tontas que hacen que la vida valga la pena". Perece el título de la siguiente película de Isabel Coixat (por cierto, menos mal que me dió tiempo de salir del país antes de vivir la avalancha de promoción que se cernía sobre nuestras cabezas de su nueva película), pero no es así; a pesar de que tengo unas gafas un poco estilo Coixet.

He descubierto hace unos días otra maravilla de panadería rusa, se trata del рулен с маком (una especie de lentes o palmera con amapola). Es super extraño eso de comer amapola. Como mis conocimientos culinarios no pasan de un nivel A1 (disculpad la jerga didáctica), a mí el comer amapola me sonaba a pasear por el campo comiendo pétalos de flores, vamos el típico rollo menjaflors de toda la vida. ¡Pues no! se trata de unas bolitas super pequeñitas de color negro que tienen un sabor buenisimo. Además de su sabor ideal, su precio no lo es menos. Sin dejar todavía el ámbito de la cocina, estoy en estos momentos intentando descubir que es el хачапури (khachapuri) exactamente. Sé hasta el momento que es un plato georgiano, pero lo sospechoso es que aquí lo venden como relleno en los pastelitos. Esto me crea una enorme confusión porque, si el khachapuri en sí es un plato (tipo lentejas con chorizo, o cordero con patatas), ¿cómo pueden meterlo como relleno en un pastelito? sería como tener pastelitos de fabada asturiana, o de paella mixta...No sé, supongo que mañana preguntaré a algún alumno a ver si descubro algo más.

Con las clases creo que todo va sobre ruedas. Realmente es increíble lo que aprendes cada día, de la rutina de dar una clase, de los imprevistos que SIEMPRE surgen, de la espontaneidad inmanente que conlleva una práctica que incluye seres humanos al fin y al cabo. Digo que todo tiene que ir bie porque ya me han escrito dos chicas que me piden asistir como oyentes a mis clases, porque han oído que vale la pena. Esto, teniendo en cuenta que se trata de la clase de conversación, los viernes a las 9 de la mañana, para mí es un alago. A parte de esto, estoy aprendiendo muchísimo en cuestiones de trabajo de interculturalidad en el aula. Durante estas dos semanas he programado, en los grupos de conversación, el tema de la inmigración. Para activar los conocimientos previos y presentar los contenidos utilicé la canación de Chambao "papeles mojaos". Lo relevante de todo esto es el tono de las opiniones que tienen la mayoría de los alumnos al respecto de este tema. Realmente un profesor necesita tener una formación específica en este campo, porque hay que saber gestionar las respuestas de los alumnos, evitar en la medida de lo posible que se hieran sensibilidades y, sobre todo, no perder los papeles (nunca mejor dicho) ante respuestas altamente sorprendentes. Bueno, la cuestión es que visto lo visto, me he animado a documentarme un poquito sobre el tema y, a través de una compañera del máster que tiene alguna cosita publicada al respecto, estoy empezando a meterme en este mundillo y a parece bastante interesante. Realmente la mochila de experiencias y viviencias que cada uno de nosotros llevamos encima influye en la actividad de la clase.

Dejando de lado ya la reflexión profesional, voy a seguir con alguna pequeñez más de la lista: El té con leche de la mañana, ahora que está todo nevado (más de dos palmos de nieve tenemos ya) o abrir el grifo del agua caliente y ver que, efectivamente, sale agua caliente.

En este proceso de "vamos a ser felices" que he emprendido pensé el regalarles una caja de bombones a las secretarias de la sección de asuntos extranjeros de la Universidad. La cara de las pobres mujeres era un poema de Ajmátova en toda regla. No entendían por qué motivo les regalaba bombones...Una de ellas me preguntó si es que ya me iba¿? fue bastante ridículo explicarles que no me iba a ningún sitio, sólo quería agradecerles su atención y su disposición a la hora de organizar todo el papeleo... En el fondo resultó bastante divertido.

Bueno por hoy es todo. Saludos a todos y especialmente hoy a mi tio Kiko, que me acuerdo mucho de él. Ahora que estoy haciendo la asignatura de TIC para las clases de E/LE, estoy descubriendo la magia de las nuevas tecnologías y que, sorprendentemente, ¡ no muerden!. Creo que he empezado mi proceso de cura contra la tecnofobia que sufría. Os dejo con una foto de la amapola comestible
¡hasta pronto!

3 comentarios:

  1. Me alegra que al fin, sean sometidos aquellos infieles, que de una vez por todas, ellas, pobres ovejas descarriadas hallen el camino, que tras arduas batallas gane la guerra el sentido común, y nos demos cuenta hermanos, que bajo este, nuestro cielo virtual, reina con benévola sabiduría, la diosa "TECNOLOGIA".
    Salve, oh Madre!!!

    ..Pues tras ella se encuentra el reino de la comunicación, el camino de la cercanía, la puerta del entendimiento, y como no podía ser de otra manera, todo un mundo de libertad, para que yo, al igual que otros, podamos expresar con toda tranquilidad todo este montón de gilipolleces que acabáis de leer ...

    Tras esta declaración de intenciones, y viendo la hora que es, te quiero contar un cuento que muy pronto le contaré a mis hijos, cuando lo necesiten por diversas razones. Nuestro cuento habla de un profesor que hizo traer un bote vacío de vidrio a cada uno de sus alumnos; una vez en clase, les indicó que llenaran el bote con piedras de río, al acabar, les preguntó si el bote estaba lleno, a lo que respondieron todos al unísono afirmativamente, pero el profesor les indicó que cogieran un puñado de perdigones y lo introdujeran dentro del bote, y una vez acabado el proceso volvió a formular la misma pregunta; los alumnos convencidos de que ahora sí que el bote estaba lleno, respondieron afirmativamente, pero el profesor les pidió que siguieran llenando el bote pero esta vez con fina arena de playa ...

    Tras este ejercicio el profesor les hizo entender que el bote era la vida misma, que solemos llenarla de cosas grandes como las preocupaciones, de cosas algo más pequeñas pero que ocupan espacio en nuestra vida, como los deberes, lo que tenemos que hacer; y aún con cosas aún más pequeñas que son inevitables y rutinarias, como comer, dormir, etc. Pero siempre tenemos que tener un hueco para aquellas cosas que aún siendo casi insignificantes, como la fina arena de la playa, pueden llenar los huecos de nuestras vidas.
    Por eso, disfruta de tu relleno de pastelito, de tu dulce de amapola y de hacer feliz a unos pocos aunque solo te cueste una caja de bombones.

    Un beso guapo, nos vemos pronto.

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  2. Estoy seguro de que has comido semillas de amapola antes!
    incluso te diría que algunos de los sandwiches del Rodilla que habíamos comido, llevaban semillas de amapola en el pan.
    99% seguro.

    Mira, he encontrado este libro que acaba de salir, de una ilustradora rusa, y he pensado en ti :)

    http://parkablogs.com/content/book-preview-vania

    a q mola?
    un beso!!!

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  3. Querido Señor Coixet:

    Seguro que eres un profesor genial. Me encantaria observarte por un agujerito.
    También me encataría volver a ver ver las caras que pones cuando, por ejemplo, ves a alguien que hace o dice algo extraño...¡es que me estaba acordando y me parto! Seguro que por allí te encuentras cada día con un montón de situaciones que dan para mucho... ¡y yo perdiéndomelo, con lo fan que soy!

    ¡¡un beso!!

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